Naturaleza



Zaragoza Natural

Los ríos y sus parajes naturales conforman lo fundamental del entorno natural de la ciudad de Zaragoza. Los sotos ribereños, cada vez más escasos, guardan tesoros por decubrir apenas a diez minutos del centro de la ciudad. Comenzando por la propia arboleda de Macanaz, que ocupa la margen izquierda del Ebro entre los puentes de Santiago y La Almozara, la ciudad ofrece parajes de gran interés como el Soto de Cantalobos, en la margen derecha, pasado el barrio de Las Fuentes, que es un reducto de cómo eran los sotos ribereños, auténticas selvas formadas al devenir del río y acostumbradas a crecidas y sequías.

Precisamente estas crecidas y sequias fueron las responsables de la creación de uno de los paisajes más interesantes de Zaragoza: los galachos. Se denomina así a los brazos que deja el río tras una crecida y que se separan del cauce principal convirtiéndose en lagos que se mantienen debido al aporte de aguas subterráneas. Zaragoza cuenta con dos zonas de gran valor: los galachos de Juslibol, aguas arriba de la ciudad, en el barrio rural del mismo nombre; y los de La Alfranca, El Burgo y La Cartuja.


En estos espacios destaca la vegetación ribereña y, sobre todo, las aves que recalan o habitan en sus contornos. Zaragoza cuenta con otro paisaje menos conocido pero de gran valor ecológico y medioambiental: la estepa. Montes de yesos con escasa vegetación y pluviometría que mantienen singularidades botánicas y una fauna característica. Los montes del Castellar, al norte, y las planas de Cuarte y María, al sur, junto a la meseta de La Muela componen este interesante espacio natural cercano a los desiertos.


Y cerca de Zaragoza


Monasterio de Piedra

El Parque Natural del Monasterio de Piedra se esconde en las sierras más escarpadas del Sistema Ibérico, dentro del término municipal de Nuévalos. Agrupa un entorno paisajístico insólito en la Península, rodeado de cascadas y saltos de agua espectaculares, y grupo de cavernas por las que se puede pasear. Un lugar paradisíaco que se recorre en dos horas y media y que permite disfrutar de un paraje natural sin precedentes.

La zona está rodeada de bosques de ribera, en torno a los alrededores del Río Piedra, en uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica, donde se encuentran muchas especies de animales y plantas en un espacio relativamente reducido. Sobre este cauce de agua se vertebra todo el ecosistema del parque. En las márgenes de ríos, arroyos y zonas húmedas se desarrollan especies como el aliso, chopo, fresno o el olmo. Otras especies arbóreas rodean las riberas, como olmos, nogales y arces.


Laguna de Gallocanta

La Laguna de Gallocanta es una formación endorreica de agua salada, pervivencia de un mar interior de hace miles de años en la depresión del Ebro, que se encuentra ubicada en una gran cubeta del Sistema Ibérico a 990 metros sobre el nivel del mar, con una alimentación subterránea de agua como lo demuestra su salinidad.

La laguna ocupa 1.400 hectáreas de las 53.600 hectáreas que tiene toda la cubeta, siendo sus aguas de elevada salinidad y alcanzando una profundidad máxima de 2 metros

La sal se puede ver brillando en sus orillas en los periodos secos formando una delgada costra salina. Cuando baja el nivel de las aguas, un estrangulamiento divide la laguna en el Lagunazo Grande y el Lagunazo Pequeño.






Parque Natural del Moncayo

El Parque Natural del Moncayo es un espacio natural protegido situado íntegramente en la provincia de Zaragoza

La Sierra del Moncayo está ubicada en el sector central de la Cordillera Ibérica, a caballo entre las cuencas del Duero y del Ebro. La cumbre del Moncayo o Pico de San Miguel está situada en la vertiente norte, más fría y húmeda, siendo con sus 2.315 metros la máxima altura del Sistema Ibérico y uno de los picos más relevantes de la península Ibérica.

La cubierta vegetal de la montaña mágica de Aragón reproduce en apenas 20 kilómetros de longitud y a lo largo de unos 1.000 metros de desnivel la zonación vegetal que se da entre los países mediterráneos al Sur y los boreales del Norte. Los cambios en la vegetación relacionados con la altura son extremadamente bruscos, sobre todo entre los 800 y 1.000 metros, donde llegan a confluir especies de la Europa mediterránea y boreal.